Tokio. Dos soldados del ejército imperial japonés, que permanecieron seis décadas combatiendo contra invisibles soldados norteamericanos en las Filipinas, ignorantes del fin de la Segunda Guerra Mundial, fueron hallados en las selvas de Mindanao.
La noticia se conoció el jueves con la llegada de funcionarios japoneses al puerto de General Santos en Mindanao para reunirse con los ancianos e intentar confirmar el hallazgo.
Hasta ahora los dos soldados no se dejaron ver. “Estamos haciendo lo posible para confirmar la identidad de los dos ex soldados”, dijo un funcionario.
Ambos ex soldados octogenarios duplicarán el récord de resistencia de un soldado japonés tras la rendición de Japón el 15 de agosto de 1945, establecido en 1974 por el ex oficial de los servicios de información del ejército imperial Hiroo Onoda, que apareció en la jungla de la isla de Lubang (Filipinas), saludable y aún con su fusil en mano.
En los 60s, “Hell in the Pacific”, una película con Lee Marvin y Toshiro Mifune, relató el sorpresivo encuentro de un piloto norteamericano con un japonés oculto en una isla despoblada del Pacífico.
A 60 años del fin de la guerra, Japón cree que los dos soldados son Yoshio Yamakawa, de 87 años, nacido en Osaka, y Tsuzuki Nakauchi, de 85 años, oriundo de Kochi. Ambos pertenecían a la 30 división del ejército imperial, que por orden del emperador Hirohito disputó las Filipinas ante el avance de las tropas norteamericanas, que estaban a cargo del general Douglas McArthur.
En febrero un japonés que hizo de la búsqueda de sus compañeros el objetivo de su vida, pidió al Ministerio de Salud “que haga lo posible para repatriar a los tres supervivientes que se ocultan en las selvas de Mindanao”, decía el pedido.
Estaban además los nombres de ambos, más su compañero durante 60 años, también sobreviviente, Reichi Sakurai, de 93 años.
La búsqueda permitió hallar a los dos primeros, mientras del tercero no se tienen huellas seguras.
La zona está controlada por guerrilleros antigubernamentales musulmanes, y esto explica los problemas para buscar a los soldados de una guerra terminada hace 60 años. Según la prensa japonesa, los dos irreductibles soldados fueron avistados a fin de 2004 por una filipina que estaba casada con un japonés.
“Al principio no querían saber nada de volver a Japón tenían miedo de terminar frente a la corte marcial por alta traición”.
Los archivos dicen que la 30a. división del ejército imperial, con 16.000 hombres, se formó en 1943 en Pyongyang, en la actual Corea del Norte, para asumir la defensa contra un eventual ataque de la Armada Roja de José Stalin.
Pero en 1944 fue desplazada a Mindanao para luchar contra las tropas norteamericanas que habían desembarcado allí.
Los tres supervivientes formaban parte de un pelotón de exploradores que integraban alrededor de 450 soldados, de los cuales más de la mitad perdió la vida en combate.
“Estaba convencido de que Yamakawa había caído en un enfrentamiento. Tenía gran coraje y determinación”, contó en la TV uno de sus compañeros. “Volver a abrazarlo sería una gran alegría”, agregó.
Otros desaparecidos
Según el Ministerio de Salud japonés, seis décadas después del fin de la guerra todavía están oficialmente desaparecidos 437 japoneses, 24 militares y 413 civiles utilizados en apoyo de unidades del ejército.
Se supone que han muerto, pero nadie descarta, luego de este increíble descubrimiento, que todavía haya algún otro soldado escondido en las selvas que fueron escenario de la Segunda Guerra.
En esta increíble historia, antes de los dos ancianos que son esperados en el hotel de General Santos, hubo otros dos soldados encontrados hace algunos años.
Los dos soldados japoneses hallados todavía en uniforme militar, ignorantes del fin del conflicto bélico, fueron Shoichi Yokoi, encontrado en una caverna de la isla de Guam en 1972 y muerto en 1997, e Hiroo Onoda, que ahora tiene 83 años y desde 1975 vive en Brasil.
ORIGEN DE LAS PUNTAS DE FLECHA
Los tipos de flechas prehistóricas son muy numerosos: unos tienen la forma de almendra, otros la forma de hoja de laurel o de olivo, otras son triangulares o romboidales. En su base suelen presentar un semicírculo o bien dos puntas. Algunas de estas puntas de pedernal o cristal de roca se conservan en el Museo Arqueológico Nacional de España.
Los egipcios, que, como es sabido, eran excelentes arqueros, usaban flechas con el asta de madera y la punta de bronce, generalmente de forma triangular. Para la caza, se servían de flechas con puntas de madera o de pequeños dardos con triple punta de pedernal sujeta al asta por medio de un mástil negro. Las flechas egipcias tenían, por el lado opuesto, tres plumas para estabilizar el movimiento del arma durante el vuelo. En los monumentos que se conservan se presenta a los guerreros provistos de carcajes ricamente decorados. Los carros de guerra llevan siempre al costado un carcaj.
Los griegos no fueron tan buenos tiradores de flechas como los orientales. Sin embargo, debieron copiar de éstos el arma. La flecha griega medía unos 60 cm, el asta era de madera muy ligera y la punta metálica, simple o barbada, generalmente trilobulada. El apéndice de las plumas era idéntico al de los orientales. El carcaj griego contenía de 12 a 20 flechas y lo llevaban al costado izquierdo, guardando también en él algunas veces el arco. Los tiradores griegos acostumbraban a hincar en tierra una rodilla, tal y como lo atestiguan los monumentos que conocemos, y entre ellos el frontón del templo de Egina. Los cretenses tenían fama de diestros en el manejo del arco desde los tiempos de Homero, y en una época bastante avanzada de la Historia constituyeron un cuerpo especial del ejército griego.
Los germanos no parece que utilizaran la flecha más que para la caza. Sin embargo, los celtas y galos la emplearon como un arma de guerra. Los hunos usaban unas flechas de cuero indistintamente para la caza o para la guerra.
En cuanto a la Edad Media, los monumentos que conocemos sirven de testimonio del uso de la flecha como arma de primera importancia entre la infantería de los primeros tiempos. Sabemos que por el siglo XII el arquero llevaba dos carcajes de cuero: uno para las flechas y otro para el arco. Los hierros de las flechas eran semejantes a los de las saetas de las ballestas; es decir, que tenían dos, tres y hasta cuatro puntas y rara vez barbadas como en la antigüedad. En cuanto a la longitud del asta, guardaba relación con la mayor o menor rigidez del arco, así como la estatura del arquero.
Los afamados arqueros ingleses, que se decía tiraban 12 flechas en un minuto hasta 220 m de distancia, llevaban un arco de su misma estatura y flechas de 90 cm de longitud.
Hasta el siglo XIV parece que los hierros de las flechas usados en Francia ofrecían en su base una parte hueca para sujetarlos al asta, y desde esa época el hierro se hizo más estrecho y ofrecía cuatro puntas caídas. La aparición de las armas de fuego desterró por completo en Europa el empleo de la flecha.
En América, Asia, África y Oceanía, la flecha se usó desde tiempos muy antiguos y todavía se utiliza por algunas tribus. Las flechas envenenadas con jugo de plantas o venenos de animal han servido de arma de guerra en América, India y a lo largo de las costas desde Arabia hasta China.
Una punta de flecha es una punta, por lo general afilada, sumada a una flecha para que su uso sea más mortífero o para cumplir algún propósito especial. Históricamente, las puntas de flecha eran de piedra y de materiales orgánicos; conforme la civilización humana avanzaba otros materiales fueron utilizados. Las puntas de flecha son importantes piezas arqueológicas y una subclase de punta lítica.
En la edad de piedra, la gente usaba huesos afilados, piedras talladas, escamas (lascas) y trozos de roca como armas y herramientas. Tales artículos se mantuvieron en uso a lo largo de la civilización humana, junto con los nuevos materiales utilizados con el paso del tiempo.
Como artefactos arqueológicos tales objetos son clasificados como puntas líticas, sin especificar si eran para ser proyectadas por un arco o por otros medios de lanzamiento.
Tales artefactos se pueden encontrar en todo el mundo. Las que han sobrevivido están hechas, generalmente, de piedra, sobre todo de sílex, obsidiana o chaillé, pero en muchas excavaciones se encuentran puntas de flecha de hueso, madera y metal.
En agosto de 2010, un informe sobre las puntas líticas de piedra, que datan de hace 64 000 años, excavadas de las capas de sedimentos antiguos en Sibudu Cave, Sudáfrica, por un equipo de científicos de la Universidad de Witwatersrand, fue publicado. Los exámenes dirigidos por un equipo de la Universidad de Johannesburgo encontraron rastros de residuos de sangre y hueso, y adhesivo hecho de una resina a base de plantas usado para sujetar la punta a una varilla de madera. Esto indicó "el comportamiento exigente cognitivo" necesario para fabricar pegamento.
"La caza con arco y flecha requiere múltiples etapas complejas de planificación, recolección de material, herramienta de preparación e implica una serie de innovadoras habilidades sociales y comunicativas".
Diseño
La punta de flecha se une al eje (astil) de la flecha para ser disparada con un arco; el mismo tipo de puntas líticas pueden estar unidos a las lanzas y ser arrojadas por medio de un átlatl (lanzadardos).La punta de flecha o punta lítica es la parte funcional primaria de la flecha, y juega el papel más importante en la determinación de su propósito. Algunas flechas simplemente utilizan una punta afilada del mismo astil, pero es mucho más común separar las puntas de flecha hechas, por lo general, de metal, cuerno, o algún otro material duro.
Las puntas de flecha pueden estar unidas al astil con una tapa, una espiga a zócalos, o insertarse en una ranura del astil y mantenerse fija mediante un proceso llamado enmangamiento.
ARTESANIAS LITICAS DE SUDCALIFORNIA
ARTESANO CASIMIRO GARDEA OROZCO
La cultura de los
pueblos que habitaron la península siempre ha causado un gran interés
para los antropólogos y arqueólogos, también ha despertado el interés de
la sociedad que busca conocer y comprender el cómo vivían y concebían
su espacio geográfico.
Gracias a los escritos de los misioneros
Jesuitas y Dominicos principalmente, nos ha llegado información acerca
de su modo de vestir, alimentación y algunas de sus costumbres, aunque
hay que señalar siempre con el sesgo característico de una cultura
totalmente diferente. Fue en los últimos dos siglos (1800-2000)
principalmente, cuando los investigaciones y reflexiones acerca de las
culturas indígenas que habitaron la península dieron como resultado un
mayor interés de la población por conocer y comprender de una manera más
objetiva, estas culturas que lograron con el paso de los siglos
adaptarse a un medio hostil.
Esta fascinación despertada ante el
hallazgo de algunas puntas de flecha en 1977 en sus paseos por las
cercanías de la ciudad de La Paz, especialmente durante sus caminatas
por la playa El Conchalito, hace ya más de 35 años motivo en Casimiro
Gardea Orozco, nacido en la Cd. de Chihuahua, Chih. Y avecindado en esta
ciudad desde 1975, siendo sobreviviente del Ciclón Liza en 1976, por
esta causa estando el internado en La ciudad de Los Niños y Niñas de La
Paz y siendo aprendiz de Diseñador Gráfico en la imprenta, adquirió la
costumbre de salir desde temprano los domingos a caminar por la playa . .
. durante estos paseos fue que encontró sus dos primeras puntas de
flecha completas de un tamaño aproximado a 4 pulgadas de largo en
perfecto estado, siendo que él no conocía este tipo de herramientas,
únicamente en el museo y en los libros, dichas puntas se las mostro a
una de las personas encargadas del internado que en unos de sus viajes a
Italia las llevo quedando estas en las manos de una persona que
trabajaba en uno de los museos de aquel país, de las cuales no volvió a
saber de ellas, a cambio esta persona a su regreso le obsequio un
cuchillo tallado de marfil que trajo de áfrica, a partir de ese entonces
nació en el la costumbre de cada vez que salía a caminar… buscar y
coleccionar piezas líticas, encontrando casi en su totalidad piezas
fraccionadas o quebradas y esporádicamente piezas completas, su
perseverancia le llevo a juntar más de 40 piezas completas en perfecto
estado las cuales dono en el 2012 al Museo de Antropología e Historia de
Baja California Sur para su exposición junto con un molar de camello
prehistórico que encontró frente al antiguo hotel Gran Baja.
Su labor creativa no concluyo con la
entrega de esta colección, sino que al darse cuenta de que la mayoría de
las puntas de lanza y flecha que se encontraba estaban partidas o
quebradas tal vez por el uso que se les dio al ser arrojadas contra sus
presas o a la hora de estar haciendo su percutido se le quebró al autor
original de las mismas y en base a artículos publicados en libros por
investigadores decidió realizar con la técnica de percutido algunas
puntas de flecha que después de muchos intentos logro sus primeras
replicas (por mencionarlas así pero en su caso son originales, por lo
regular ninguna pieza es igual a la otra) durante varios años estuvo
guardando estas piezas, no quedando satisfecho con esto empezó a
fabricar también hachas, después le nació la inquietud de hacerlas de
una manera más completa y comenzó a confeccionar arcos con sus flechas
haciendo los amarres con cordel de pesca, pero esto tampoco le
satisfacía y comenzó a investigar el tipo de amarres que los indios
californios usaban, leyendo el algún libro que ellos hacían lasillos
machando las raíz del cardón, choya, ocotillos y magueyes silvestres,
tratando de simular esta técnica intento buscar la manera de hacer algo
similar a los hallazgos en las excavaciones, incluso uso hoja de palma
pero no le parecía bien, hasta que en una charla en internet con un
coleccionista argentino este le dijo que en algunas culturas utilizaban
la fibra de la hoja del plátano para vendar las heridas y en algunos
caso los hilos de las hojas para hacer suturas craneales, que lo
intentara de esta manera, así lo hizo logrando lasillos muy parecidos a
los utilizados por los antiguos californios, confirmándolo después
cuando se le permitió la entrada al laboratorio del Museo de
Antropología e Historia de Baja California Sur para observar los
lasillos que ahí conservaban de un faldellín pericué hecho con
nudillos de carrizo de más de 700 años de antigüedad en cual se le
solicito les elaborara con esta técnica para colocar en un maniquí de
una mujer pericué junto con un pectoral de concha de madreperla para su compañero.
Ya logrado este paso comenzó confeccionar
arcos completos con su flechas haciendo sus amarres con esta fibra de
plátano poniendo mango a las hachas haciendo los amarres con esta fibra,
logrando de esta manera piezas que envidiaría cualquier coleccionista
de armas antiguas y así consiguió hacer su primera pequeña exposición
durante el mes de mayo al mes de agosto de 2013 en Centro de Artes
Tradiciones y Culturas Populares de Baja California sur.
Casimiro Gardea Orozco presento esta serie
de objetos con la finalidad de que las personas obtengan una imagen de
cómo eran utilizados y la importancia que tenían para las culturas de
los indígenas californios dedicados principalmente a la caza y
recolección de frutos y semillas. Además esta piezas son concebidas por
el autor como una artesanía diferente tal vez, pero no menos
importante al ser hechos con enorme destreza y habilidad..
Reconocemos la constante labor de este
artesano que nos ofrece una interesante visión de la cultura de los
antiguos californios, esperando que hayan disfrutado de esta muestra del
talento y creativad de este Sudcaliforniano por adopción.
EXPOSICION ARTE LITICO
DE SUDCALIFORNIA
CENTRO DE ARTES POPULARES
DE BAJA CALIFORNIA SUR
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
HACHAS, ARPONES, PUNTAS DE FLECHA,
CUCHILLOS, ACCESORIOS, ETC.
REPLICA DE FALDILLIN PERICUE
HACHAS, ARPONES, PUNTAS DE FLECHA,
CUCHILLOS, ACCESORIOS, ETC.
HACHAS, ARPONES, PUNTAS DE FLECHA,
CUCHILLOS, ACCESORIOS, ETC.
HACHAS, ARPONES, PUNTAS DE FLECHA,
CUCHILLOS, ACCESORIOS, ETC.
CUCHILLOS, ACCESORIOS, ETC.
CASIMIRO GARDEA OROZCO
EN LAS OFICINAS DE CANAL 8
PARA UNA ENTREVISTA
EN EL PROGRAMA CON SENTIDO
EN LAS OFICINAS DE CANAL 8
PARA UNA ENTREVISTA
EN EL PROGRAMA CON SENTIDO
Hoy sus piezas están a la venta en:
La Casa del Artesano Sudcaliforniano
Parque Cuauhtémoc Bravo y Mutualismo Frente al Malecón
La Casa del Artesano Sudcaliforniano
Parque Cuauhtémoc Bravo y Mutualismo Frente al Malecón
GRACIAS POR SU VISITA
CASIMIRO GARDEA OROZCO
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